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Las empresas enfrentan un creciente dilema climático

Pilita Clark

Por: Pilita Clark | Publicado: Lunes 10 de junio de 2024 a las 04:00 hrs.
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Pilita Clark

No hace mucho, conocí en Londres a un abogado llamado Tom Goodhead, quien dijo algo que se me quedó grabado.

Contó que una de las razones del rápido crecimiento de su firma, Pogust Goodhead, que emprende acciones colectivas contra grandes empresas por desastres ambientales, fue el gran número de jóvenes abogados ansiosos por unirse a ella, provenientes de bufetes más antiguos y establecidos que defendían festivamente a las mismas empresas.

Más tarde hablé con un joven litigante que Goodhead había contratado desde una firma de abogados corporativos global, con muchos clientes del sector de combustibles fósiles. “Asumí un gran riesgo profesional para estar en el lado correcto de la historia”, me dijo Edmund Bentsi-Enchill. “Pero vale la pena”, aseguró.

La proporción de trabajadores veinteañeros que están presionando a sus empresas para que tomen medidas contra el calentamiento global subió de 48% en 2022 a 54% en 2024. El alza fue similar entre millennials.

Durante mucho tiempo he pensado que historias como esta son interesantes, pero poco representativas.

Un puñado de jóvenes en una ciudad como Londres, en un campo como el derecho, podría estar dispuesto a abandonar a un empleador prestigioso por una startup de tendencia ecológica, pero ¿ha despegado, realmente, la llamada “renuncia climática”? ¿Necesitan los empleadores demostrar que se preocupan por el medio ambiente si quieren retener al personal más joven? La evidencia sugiere cada vez más que sí, y no solo en lugares como Londres.

Digo esto después de analizar una encuesta a casi 23.000 trabajadores de las generaciones Z y millennials, en 44 países, publicada por Deloitte hace un par de semanas.

En caso de que su comprensión de los clichés generacionales sea tan vaga como la mía, Deloitte define a la generación Z como los nacidos después de 1995 y a los millennials, después de 1983. En otras palabras, tienen entre 20 y 30 años y representaron casi la mitad de la fuerza laboral activa de Estados Unidos en 2021.

Este decimotercer estudio anual que realizó Deloitte muestra que alrededor del 20% del personal más joven dice que ha cambiado de trabajo o industria por preocupaciones ambientales. Un porcentaje ligeramente mayor sostiene que planea hacerlo en el futuro y más del 70% afirma que las credenciales y políticas ecológicas son importantes cuando buscan trabajo.

Estas cifras concuerdan con una investigación de 2023 del Banco Europeo de Inversiones, según la cual el 76% de los europeos veinteañeros considera el impacto climático de sus posibles empleadores como un factor importante y el 22% sostiene que es prioridad.

Sin embargo, el punto más destacado de la encuesta de Deloitte es que muestra una creciente necesidad de que los empleadores tengan algo más que una mera política sobre el clima.

La proporción de trabajadores veinteañeros que afirman que ellos y sus compañeros están presionando a sus empresas para que tomen medidas contra el calentamiento global aumentó desde 48% en 2022 a 54% en 2024. El alza fue similar entre los millennials.

Las medidas que piden van desde la formación del personal en materia de sostenibilidad y la renovación de la oficina para hacerla más ecológica, hasta la perspectiva mucho más exigente de transformar el modelo central de negocio para hacerlo más respetuoso con el clima, sugerencia hecha por casi el 20% de los encuestados. Un porcentaje similar dijo que le gustaría ver a su empleador “trabajando más estrechamente con los Gobiernos para avanzar en las iniciativas de sostenibilidad”.

Cuando pedí a Deloitte que profundizara respecto a si esta tendencia es más pronunciada en Europa Occidental o América del Norte, me dieron noticias sorprendentes. Ambas regiones son superadas por el sudeste asiático, incluyendo a Tailandia, Singapur, Malasia e Indonesia. Un 66% de los trabajadores de la generación Z y el 71% de los millennials de esa parte del mundo afirmó que están presionando a sus organizaciones para que tomen medidas sobre el cambio climático. En los mercados maduros, esas cifras llegaron a solo 50% y 42%, respectivamente.

También son interesantes las industrias que más sienten esta presión. Los datos de Deloitte muestran que es el personal de servicios financieros, seguido por el sector de energía y recursos, el que tiene más probabilidades de impulsar el cambio. Los servicios empresariales y las empresas de consumo están muy por detrás.

La directora global de sostenibilidad de Deloitte, Kathy Alsegaf, afirma que no está claro a por qué ocurre esta situación. Podría deberse a que la acción climática es más visible para los empleados de sectores orientados al cliente, como los productos de consumo, o en los países occidentales, por lo que los trabajadores no sienten la necesidad de presionar para que se tomen más medidas. O podría ser otra cosa.

De cualquier manera, he tenido que cambiar de opinión. Las empresas no tienen que tomarse en serio la acción climática. Pero si no lo hacen, es posible que les resulte cada vez más difícil contratar y mantener a todos los trabajadores jóvenes que necesitan.

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